Músico, profesor, guitarrista.
Nota hecha por el CEEMPA, en razón de su reciente despedida de la EMPA
A Osvaldo Burucuá lo podemos encontrar en un escenario, tanto tocando solo como acompañando a algún cantante de aquí o de otros países latinoamericanos, o por los pasillos de la EMPA con esa sonrisa brillante que lo caracteriza… Justo a mitad de este año, a punto de jubilarse, lo invitamos a hacerle una entrevista y sus ojos se llenan de emoción, de la misma forma en que hace vibrar a su guitarra y nos conmueven sus palabras. He aquí el resultado.¡Música maestro!
- Osvaldo, ¿Cómo fue tu primer contacto con la música?
- bueno, yo no vengo de familia de músicos, aunque el único que había estudiado música en mi casa era mi hermano que tocaba guitarra, entonces en esa época –bueno, ahora también- era muy normal que a los chicos los mandaran a estudiar inglés, guitarra, baile si eras mujer –estoy hablando de fines de los ’60, por ahí-, y mi vieja vio la guitarra, y se ve q mi hermano mucho no estaba yendo, y me dijo que fulanito estaba yendo a clase, y me dijo “¿vos querés?” y yo le he dicho algo así como “bueeeeno… si vos querés” (risas) y le tomé un amor enseguida, como un amor a primera vista, brutal. Y lo primero que había para tocar eran canciones folklóricas, o los métodos de música clásica: Carulli, Carcassi, Matarazzo y todos los tanos, y también los cancioneros folklóricos, de donde uno sacaba “Yo vendo unos ojos negros” o “Zamba de mi esperanza” que tenía 3 acordes y te sentías “Los Beatles”.
- eso porque era la época del auge del folklore, ¿no?
- Y… agarraba mucho la música folklórica, por ejemplo todas las escuelas tenían folklore, y no sólo folklore, había mucha música en la tele… la música estaba mucho más presente en la vida cotidiana de las personas, era una cosa no individual, sino de comprarse un disco y compartirlo, que lo escuchen las familias, y más adelante comprarte el disco con los amigos y al toque juntarte a escucharlo. No era tanto la cosa individual del mp3, digamos.
- ¿Dónde naciste?
- Yo soy de Capital Federal, viví en Villa Real, luego me mudé a Flores y ahora estoy en Villa Urquiza,
- ¿A qué edad empezaste a estudiar música?
- A los 9 años, y me pegó mal (en el buen sentido), me acuerdo que me traían los discos de folklore y me sentaba a sacarlos… hasta hoy, ¿no? con una avidez, un hambre tremenda… y tenía mucha oreja, sacaba muchas cosas de los discos, de la radio, de lo que sonaba, qué se yo… a los 11 años le saqué “Plegaria para un niño dormido” a mi hermano en guitarra, y hasta el día de hoy le sigo sacando temas, tengo 52 años, así que bueno, cosa de familia. Después cuando ya venía un poco más seria la cosa, de mi primer profesora del barrio pasé a un profesor un poco más serio empecé a estudiar estudios clásicos de las ediciones de Ricordi, que fue bueno porque me familiaricé con el repertorio clásico, como Tarregas, etc (ya tenía 12 o 13 pirulos) y seguía tocando, guitarreando en los cumples, que eso está fenómeno y se lo recomiendo a cualquiera porque te desinhibís muy fácil, no? porque es una situación mucho más relajada que la del escenario.
A los 16 empecé a tomar clases con José Luis Merlín, discípulo de Abel Carlevaro, hasta los 21 años. En ese momento lo primero que hice fue tango, acompañando gente que canta, tocábamos en la radio, en la bodega del Café Tortoni, donde tocaba Aníbal Arias, y yo tenía 18 años y lo veía tocando y me volaba la cabeza. Y bueno, tuve algunas experiencias con el rock que fueron bastante malas, pero me sigue gustando y sigo escuchando, pero preferentemente el rock de los ’60 y ’70, que fue el que yo viví como adolescente con más intensidad. Al mismo me fui aprendiendo mucho más la cuna del foklore y de la música latinoamericana, acá había toda una movida con Dino Saluzzi, el Chango Farías Gomez, el Mono Insaurralde, Manolo Juárez, etc, y a los 21 una amiga en común con el Chango me llevó a verlo y bueno, me partió la cabeza y me dijo “quiero hacer esto” y lo fui a ver como 5 o 6 veces en un año, le robaba todo lo que tocaba, y seguía a toda la barra que los seguía. Después me metí a estudiar con Manolo Juárez ya con la premisa de estudiar composición y armonía con la persona que yo quería, bueno, y se me dio, y aprendí muchísimo con él, y además, gracias a Manolo estoy acá, él desde el primer momento me dio su voto de confianza para empezar a dar clases acá, no? En esa época (’84 / ’85) la escuela era un proyecto que se estaba cocinando en reuniones de músicos, y entre funcionarios de La Plata, y bueno, se ve que le inspiré cierta confianza al Juárez que me tuvo un año medio a prueba, yo no sabía que estaba a prueba, pero Manolo después de un año me dijo que si llegaba a equivocarme una vez me rajaban a patadas (risas) y bueno…
- ¿Cuántos años tenías?
- Entré acá con 25 años, empecé con unas poquitas horas, algunos compañeros fueron dejando horas, y hasta que tomé en forma definitiva el paquete de horas que vengo desarrollando hasta hoy
- ¿y cómo fue la experiencia de dar clases tantos años en la EMPA?
- Uffff… aprendí muchísimo como músico, acá me formé mucho como músico, a mi los alumnos me han enseñado muchísimo muchísimo, estás al día de todo, porque en 25 años han pasado modas muy diversas, y los alumnos te permiten tener un monitoreo del mundo exterior que yo creo que está bueno tenerlo, y si no entrás en una especie de burbuja con la clase que te transforma en un ser autosuficiente, cuando en la realidad la dinámica de la música es viva y activa como la naturaleza, entonces mi manera de hoy de dar clases no es la misma que la de hace 7 años, ni tampoco la de hace 14 ni así… porque yo fui recabando otras experiencias, el país ha cambiado, y educar también tiene que ver con vivenciar los cambios en la sociedad… lo más valioso fue eso, y aprender muchísimo yo, en cuanto a decir “bueno Osvaldo, hay que trabajar esto esto y esto”, y bueno, hubo que arremangarse, salir a entrevistar, a juntarse con músicos, que al principio te miraban como bicho raro, pero otros muy generosamente (te estoy hablando de veteranos del folklore) que me han confiado algunos su experiencia, a la hora de hacer música, y bueno, la avidez de uno de evolucionar y de compartir eso con los alumnos. También es mucho acierto y error, muchas cosas que vos te das cuenta que no funcionaron como vos esperabas, y otras que trajiste a una clase, que se te ocurrieron, y después les mostraste un iceberg, que debajo de todo puede haber algo muy intenso, no?
- Seguro, y con respecto al folklore, ya que vos das clases en el Área de Folklore de la EMPA, ¿cómo ves el folklore hoy en día acá, en los chicos que vienen a estudiar en la escuela? ¿qué cosas traen? ¿qué está pasando con el folklore para vos?
- A mi me encanta lo que está pasando porque están pasando muchas cosas, mucha variedad, acá tengo alumnos que a la hora de elegir o delinear un proyecto musical propio están haciendo algo tradicional, o algo de improvisación o algo relacionado con los medio electrónicos, a mi me parece que es un momento de una variedad impresionante, y bueno, sigue habiendo desinformación en el sentido de que nunca fue la música que más interesó, ni la que estaba en la cresta de la ola de los medios, sino que había que salir a buscarla. Lo que nos interesa de esta música no está en los festivales, entonces tenés que ir a buscar, enterarte de qué tipos están tocando. Lo que hay es una avidez, una seriedad, unas ganas bárbaras, entre la gente que están siguiendo el genero, los que lo han elegido para cursas 2º. 3º y 4º año del superior, y bueno, comprenden que es una cosa que requiere compromiso, seriedad, mucho amor, mucho querer y enamorarse de cada nota que tocás, y bueno, es una música alucinante, de una pasión que te exige una gran entrega. Por supuesto hay algunos a los que les gusta más que a otros, no podés pretender que a alguien le guste algo… Ahora estoy muy contento, porque hay un gran nivel entre los otros profes de acá, lo cual es comprometedor para mi, porque el plantel tiene grandes docentes, y hay que estar a la altura de las circunstancias, estamos en un momento en que tenemos un gran nivel, tengo alumnos que llegan a mi clase después de haber estado con Lilián Saba, o con Juancho Farías Gómez, etc. Hay un gran nivel instrumental y musical, que hace que nuestros alumnos mucho antes de terminar 4º año ya estén tocando mucho, y con grandes músicos, andando por un camino que por ahí a uno se le hizo más largo, porque por ahí tuvo que pilotearla solo, y equivocarse mucho, y además porque en este momento hay otros medios para estudiar, podés grabarte en tu casa, buscar cosas en Internet, etc.
- A mi se me viene a la mente la charla que hicimos a principios de año, donde convocamos a Jaime Sarusky (de Cuba), Lilián Saba, Raúl Carnota y Juan Falú para hablar sobre la música popular, donde hubo un intercambio muy interesante entre Falú y Carnota sobre esta cuestión de lo tradicional y lo nuevo, y Carnota sostenía que sólo lo iban a tildar de tradicional cuando estuviera bajo tierra, mientras que Falú le decía que el no podría hacer la música que hace si no hubiera primero estudiado lo tradicional… tiene que ver con esto que comentabas sobre los alumnos que te traen otros elementos… ¿vos cómo te definirías?
- (Silencio…) mirá yo estoy dentro de lo que es la proyección, elegí eso, a lo largo de estos años mi música ha tomado elementos de toda la música que me ha rodeado hasta el momento. Aparte me siento muy respaldado porque tuve la suerte de poder tocar folklore tradicional con gente muy tradicionalista que generosamente me ha dado su consentimiento. Y además lo tradicional bien hecho es muy hermoso, lo gozas mucho. Y además el reconocimiento que tiene como cosa propia. Yo recién el año pasado viajé al Norte Argentino, dos semanas a despatarrarme, porque antes había ido un día de gira, y vas, tocás, estás en el hotel una noche, y volvés… y bueno, igualmente a mi la poesía de poetas como Castilla, Dávalos siempre me conmovió mucho porque te transportan, te comunican las sensaciones, las vivencias, los sentimientos, uf, es muy poderoso, no sé, una letra como la zamba Maturana, es my concluyente, muy tajante, entonces te permite casi vibrar a la altura de una persona que vivió en Salta.
Además me gusta explorar con otras músicas, con otros instrumentos. Algunas cosas han salido bien, otras no. Hasta que no probás no sabés! Pero yo me siento muy firme, porque he trasuntado y lo sigo haciendo, con el folklore tradicional, que en realidad también lo disfrutamos todos, porque son rótulos que ponen los comentaristas de discos, etc. Uds. dos son músicos y saben que las fronteras musicales no existen…
- Sí, yo te escuché tocando música peruana…
- Sí, con Sandra Peralta, fue una experiencia lindísima, porque tuve la oportunidad de tocar con ella, de grabar un disco y dirigirlo, de viajar, de tocar con músicos de otros lados.
A veces me toca viajar y tocar con músicos de otros países, de Europa, EEUU, pero cuando aparecen músicos de Latinoamérica, de Chile, Perú, Brasil etc, se -da otra cosa, hay una especie de código en común y terminamos tocando juntos,
- ¿pasan cosas parecidas con el folklore de Latinoamérica?
Claro, algunos elementos en común hay, al punto tal que te ponés a tocar y no te resulta muy difícil, hay un lenguaje muy fluido, con cosas en común y cosas que no, pero hay una cuestión de reconocimiento, de cómo vibra eso en vos. Yo quiero aclarar que toco esta música, folklórica porque me emociona, me gusta muchísimo… a mi el discurso de que hay que tocar música folklórica porque es de acá no me gusta porque me hace acordar a otras épocas, que yo he presenciado, prefiero decir que es una música hermosa que me hace vibrar como la primera vez cuando la toco.
- Otra cosa que te queríamos preguntar es qué es para vos la música popular, porque es una discusión que viene circulando…
- Bueno, decir que la música popular es la música masiva es algo muy imparcial, como decir que uno es músico, pero yo por ejemplo soy músico, ciudadano, padre de familia, etc. la música es una parte de uno, no es lo único que hago, es algo peligroso porque nos puede llevar a hacer cosas indebidas en pos de mi profesión. La música popular es algo que tiene arraigo, que puede ser tradicional, que no sabemos de donde viene, o que sí sabemos de donde viene pero que ha llegado a tener una llegada muy profunda. Después están las cuestiones de gustos, no? hay cosa que a mi me gustan mucho como Raúl carnota, o también a otro le puede gustar más el Chaqueño Palavecino, pero de ninguno de los dos se puede decir que no es folklore… También tiene que ver con aires y con rítmicas de nuestro lenguaje, que viene de nuestros viejos… convengamos que tal vez la definición de música popular hace 50 años era distinta…
- Querés agregar algo más?
- Yo no sé cómo decir esto, porque acá las palabras se te quedan chicas… yo estoy despidiéndome, y después de mi vendrán otros profes, porque los profes pasan pero la escuela queda. A mi la escuela me dio muchísimo, y agradezco de corazón a todos, a los alumnos, a los que tuvieron confianza en mí, que me tuvieron mucha paciencia todos estos años. A mi me enorgullece decir que doy clases en esta escuela, por más que tenga los defectos que tenga, para mi decir que pertenezco a esta escuela ha sido una camiseta de peso, y que te compromete cada vez más. Dios quiera que toda la experiencia que pude hacer acá la pueda trasuntar en mi vida como músico hasta el día en que me muera. Ha sido una etapa muy particular de mi vida, pero son cambios. Siento mucho orgullo de ser parte de esto. Hubo un sentimiento que me llenó en los primeros años, junto con el miedo… que cuando yo empecé acá estaba dando clases Rodolfo Mederos, así que era como estoy dando clase en el mismo lugar que este groso, y ahora es así también, estoy dando clases en una escuela donde dan clases tipo como Carlos Cuachi, Saba, bueno muchos músicos etc… y bueno, ojalá que esto le sirva a muchos otros músicos, como me sirvió a mi, como para arremangarse y buscar la mayor evolución como músico, y si es así, esa evolución la compartís con los alumnos.
CEEMPA
Centro de Estudiantes de la Escuela de Música Popular de Avellaneda
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